martes, 27 de septiembre de 2011

Poema de un Repúblicano


José Herrero Pacheco preso en el penal de Ocaña(Ciudad Real) entre 1939 a 1956, condenado a 3 de penas de muertes, no ejecutada, ya que simulo tener varias graves enfermedades.

En una ventana un día
que al campo frondoso daba
un preso se sonreía
y al reírse suspiraba.

Al parecer no era envidia
lo que en su alma albergaba.
un árbol que frente habría
donde él se recreaba
un pajarillo trinaba
rebosante de alegría
un canto que distraía
a un cerebro que pensaba.
Mientras el pájaro cantaba
su rostro palidecía
y sus labios pronunciaban
lo que su alma sentía.
¡Canta, pajarillo canta!
que ya esta muriendo el día
y tu alegre melodía
me hace olvidar lo que espanta
quizás mañana o pasado
si tu vuelves a la rama
yo no estaré en la ventana
porque me hayan trasladado.
¡Lejos, tan lejos de aquí!
que a otros muchos se llevaron
que tus cantos contemplaron
y más no te puedo oír
y si me llevan a mí
en mis últimos momentos
posare mis pensamientos
En los que sufren aquí.

¡Canta, pajarillo canta!
tu no pares de trinar
mientras tanto mi corazón
tranquilizándose esta
siente cual grande es la vida
y bella la libertad.
Ya viene la noche oscura
tu té iras a descansar
mientras yo siento los pitos
y las llaves rechillar.
¡Al saber si traen mi nombre
en la mano un oficial!
ya siento pasos ¡qué veo!
una lista repasar
¿es mi nombre?
no, no lo creo.
No paran de vocear.

Ilusión de mis recreos
te volveré a contemplar
Y aquellos seres queridos
Que lejos de aquí están.
Llévales un beso en mi nombre
El que yo no podré dar.
¡Salud esposa querida!
¡Salud padres y hermanos adorados!
me van a quitar la vida
por el hecho de ser honrado
¡Salud pajarillos libres!
¡Salud, nobles compañeros!
Uno menos en vuestras filas
que va a poblar los luceros.
Ya se me estremecer el alma,
Me palpita al corazón
Estarán dispuestas las armas
Y formado un batallón.

El que humanamente piensa
Dios no le otorga el perdón.
¡Vengan sus hombres más fieles
y los que tiren mejor
y un oficial que les mande
hacer el fuego a discreción!
Ya suenan sobre mis sienes
Rugir un motor infernal
Junto con el alba viene
A la puerta del penal.
Pronto se acerca la hora
¡Valor; nobles compañeros
moriremos como mueren
los que nunca se rindieron!.
Ante una vida malvada
de vil servidumbre y cieno
Dadnos la muerte, cobardes
Dadnolas, pronto embusteros.

Apuntar vuestros fusiles
a corazones sinceros
antes de vivir humillados
dar fin a mi vida, quiero.
Y cuando nuestros cuerpos yertos
inmóviles estén en el suelo
no tocar nuestras féretros
que mancháis la dignidad
que tenemos, aunque muertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario